Las nuevas vías del conocimiento

Probablemente muchos de nosotros, hace 10 años, contábamos ya con una computadora en casa. Y quizá también algunos ya tuviéramos una incipiente conexión a la red de redes por aquellos tiempos. Pues bien, en esa época la Internet no era ni remotamente lo que ha llegado a ser al día de hoy. El uso más conocido de este medio de comunicación era simplemente el correo electrónico. Estaba de moda que las grandes empresas tuvieran sus sitios en línea y el comercio electrónico apenas había comenzado a despegar en los Estados Unidos en la temporada navideña de 1998.

Sí, teníamos un nuevo y grandioso medio de comunicación a toda regla. Pero, ¿qué íbamos a hacer con él? Muchas personas se hicieron esa misma pregunta. Nunca se había tenido tanta libertad en una plataforma y, como cada quién tenía una idea distinta de qué debía hacerse, eso resultó en la diversificación del contenido, y sitios de todo tipo se multiplicaron por la red. Desde sitios de gobierno hasta sitios pornográficos, pasando por páginas personales y portales educativos. Y son precisamente estos últimos los que nos atañen en esta ocasión.

Desde sus orígenes, las computadoras y las redes estuvieron ligadas indiscutiblemente a los conceptos de innovación, tecnología, desarrollo y ciencia. Redes creadas para comunicaciones militares y para establecer canales de comunicación entre las universidades para compartir conocimientos. Así pues, la masificación que la Internet ha tenido a lo largo de los últimos 10 años ha permitido que estos avances científicos se divulguen con relativa eficiencia y facilidad a lo largo y ancho del planeta.

Como era de esperarse, las grandes compañías editoriales no veían con buenos ojos a la gran red. Si el conocimiento podía obtenerse de manera relativamente sencilla en la red, ¿qué caso tenía comprar enciclopedias? Es por ello que Encyclopædia Britannica y Salvat decidieron trasladar las enciclopedias a un plano digital, y comenzaron a vender versiones digitales en CD-ROM de sus publicaciones. Microsoft se dio cuenta de lo redituable del negocio y comenzó a editar la Enciclopedia Encarta. Sin duda, todo ello volvía cada vez más accesible la información a las personas. Buscar las tareas escolares se convirtió en cosa de unos instantes, y tener la información en formato digital representaba una cuantiosa ventaja en cuanto a precio y facilidad de uso con sus contrapartes impresas.

Pero a algunas personas no les agradó la idea de que el conocimiento que ya estaba en la Internet gratuitamente se vendiera a precios tan ridículamente elevados, y se comenzaron a fundar organizaciones que promulgaban el contenido libre de las ideas y el saber humano. Sitios como Wikipedia comenzaron a proliferar en los últimos 4 años. La filosofía que éstos sitios proponen es que todas las personas pueden ayudar a ampliar y corregir la información que contienen para que así se irradie entre los usuarios.

Desgraciadamente, de la misma manera que uno puede crear un artículo nuevo en la Wikipedia, también se puede editar y modificar la información que éste contenga. Esto le ha granjeado una reputación negativa entre los profesores de preparatoria y universidades que la consideran un medio poco serio. Pero, a decir verdad, la Wikipedia en inglés se ha caracterizado por mantener de manera férrea un estricto control sobre la veracidad de sus artículos ya que no permite modificar tan fácilmente la información. Para hacerlo se requiere estar registrado, y una vez una modificación se hubo hecho a un artículo, ésta es revisada por un comité que determina su veracidad y sus fuentes. Artículos sin fuentes son tomados como poco serios y se les informa a los usuarios en la misma página del artículo (los famosos ‘citation needed’). De la misma manera, tienen un sistema de seguridad para los artículos conflictivos. Por ejemplo, el de la reciente Guerra de Irak. Muchas personas de distintas facciones modificaban el artículo para inclinarlo hacia sus intereses. A partir de entonces se desarrolló un sistema para recuperar automáticamente una versión válida de los artículos: cada día, a determinada hora, se volvía a cargar el artículo original desde una base de datos segura.

No podemos negar que actualmente es común que, si desconocemos algo, la Wikipedia nos sirve como primer acercamiento. Y si queremos saber más, las referencias externas que nos brinda nos pueden llegar a ser muy útiles, lo cuál motiva a la gente autodidacta. Como ejemplo pondré mi caso: a mi desde siempre me gustaron los idiomas. Aprendí inglés con facilidad en la primaria y en la secundaria y cuando tuve acceso a Internet comencé a interesarme por el japonés y el alemán. La constancia y, de cierto modo, empecinamiento que puse en expandir mis conocimientos y buscar más información, me hizo aprender de manera básica estos idiomas, y despertó mi interés también por el noruego. Encontrar estos recursos si hubiera vivido en la década de los 80 hubiera sido muy complicado. Dicho de otra forma, la Internet le hizo la vida más sencilla a los autodidactas.

Internet, lejos de idiotizar, ha contribuido a elevar en gran medida el nivel cultural de la población. La información ahí está, las maneras de aprender cambian. Desafortunadamente las maneras de pensar no cambian con tanta facilidad. ¿En verdad es necesario que el conocimiento esté impreso para ser verdadero? Lo dejo a su consideración.

—Eduardo Carvajal Martínez

Comentarios

Unknown ha dicho que…
Estoy muy de acuerdo con tu artículo. Internet no asegura que tengamos conocimientos nuevos o que nos hagamos más inteligentes o cultos. En internet al igual que la televisión puedes consumir mucha basura y contenido vacío. Es responsabilidad de cada quien buscar contenidos útiles y que valgan la pena.

Comparto también tu idea de el porque los libros tienen una validez inmediata y casi incuestionable si son editados por la decisión de unas cuantas personas. Esto también sucede con la televisión cuyo contenido es elegido por unas cuantas personas que solo buscan generar contenido al público en general también conocido como las masas.

Las masas no tienen conocimientos profundos ni específicos. El contenido de la televisión va para todos. Es una de las razones por las que ya no veo televisión. No siento que sus contenidos vayan enfocados hacía mi o que hablen por mí o para mí. Esto es algo que internet hace muy bien, ya que todos nos convertimos (o tenemos el potencial) en productores, directores, escritores, en fin, generadores de entretenimiento.

Ya no es necesario generar contenido para todos. Basta con crearlo para grupos totalmente selectos, es más, ni siquiera es necesario tener un público meta. Sólo basta con expresarse y decir lo que quieras. Ahora es realmente posible que todos tengamos nuestros 15 minutos de fama.

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